En vano uno a veces piensa las palabras. Los hechos, ajenos a nuestra voluntad, gustos, deseos, análisis, nos obligan a replantearnos el panorama. Mirar hacia atrás, dónde estamos parados y también hacia delante.
La realidad nos sorprende, nos avasalla, a veces para bien, otras para mal. Catamarca por caso, fue una grata sorpresa para el oficialismo: por primera vez desde 1983 una oposición gana las elecciones al gobierno de turno. Todos los análisis coinciden en que la imagen de la presidenta Cristina Fernández tuvo harta incumbencia en los resultados finales del primer turno electoral del año.
Macri, por su cuenta. Tuvo la más bella de las noticias y también de las más feas de las actitudes: no hacerse cargo de las cosas. Citado a declarar por los abusos de la fuerza de su patrulla urbana por segunda vez faltó a la cita con la justicia sin previo aviso. De un modo explicable la noticia no apareció en los medios, mas aún, “de la nada” surge terrible embrollo en el mundo sindical que hasta nos olvidamos de Japón y el peligro nuclear.
Claro está que estas no son las líneas pensadas previamente para este editorial. Las cosas cambian y es casi una obligación seguir. Un análisis presuroso de la situación del líder sindical nos llevaría a ningún lado, declaraciones fervorosas, ávidas de un punch y repercusión que no merece la ocasión. No porque sea irrelevante, si no porque será necesario seguir discutiendo y analizando estas cuestiones con un cacho mas de tiempo.
Nos alcanza apenas para realizar un racconto de los hechos, que de tan efímeros hasta podríamos perder alguno.
Quedan por supuesto, como parte del aire, preguntas, dudas, indicios, intuiciones, algún acierto y algún error…
Sobre quiénes dejaron rodar la pelota hay distintas versiones y opciones. Pudo haber sido el establishment económico, harto de ver crecer a Moyano, que hasta le adjudicaron querer plantarle el vice a Cristina. O pude ser el gobierno, porque quizá realmente pasó que propusieron un vice y les dijeron no, hasta ahí te doy, mas no.
Las posibilidades de una y otra hipótesis varían según el cristal con que se las mire. Quien suscribe piensa que en todo caso Moyano, la CGT , salió a responder como responde el sindicalismo ante cualquier ataque, venga de donde venga: mostrando la dentadura, porque así muestran que tienen dientes. Y porque así negocian, claro está.
Ameno tuit de @jpvarsky: la CGT la jugó de toro todo el día y Moyano fue el torero. Tomó rol de estadista, paró el paro y dejó un mensaje. Quien lo quiera oír que oiga, propios y extraños.
Está claro que como ésta, muchas editoriales tuvieron que cambiar sobre la hora. Bajo todas las perspectivas que puede abarcar por el momento quien les habla, todas confluyen en que Moyano no es María Teresa y el sindicalismo en Argentina merece como mínimo un zamarreo, pero el cuadro merece cierta cautela para juzgar la situación: con todo, son los sindicatos los que se sientan a paritarias, defienden los derechos, amparan a los trabajadores, acercan las necesidades de estos a un gobierno. No son todo lo mismo y los mas importante, abajo tienen la clase menos beneficiada.
La discusión es política. Si una mano de dentro del gobierno dejó abierta la ventana hay que saber que puede entrar una brisa fresca o un ventarrón que tire todo a la miércoles. Quienes terminan aprovechando la cuestión son, después de todo, los mismos de siempre. Del otro lado, no quieren un sindicalismo impío, quieren desestabilizar un gobierno, detener un movimiento, abortar un proyecto.
No olvidar: los primeros a quienes se atacan han sido siempre los trabajadores.